Ponente
Descripción
Introducción
En América Latina se encuentra más de un tercio de los bosques del mundo, la mayor proporción de bosques naturales a nivel global y la mitad de los bosques tropicales. El objetivo de este trabajo es comparar los sectores forestales de países latinoamericanos, examinando su contribución a las economías y sus implicaciones en la atracción de inversiones. Se analizaron datos del sector forestal correspondientes al período de 1990 a 2020 de 19 países de América del Sur y América Central, además de México. Estos datos abarcan áreas forestales, existencias naturales y de plantación, certificaciones, productos de exportación y consumo interno, presentados tanto en valores absolutos como en relación con el Producto Bruto Interno (PBI) y la población de cada país. Aunque Brasil, Chile y más recientemente Uruguay son los principales productores, es importante destacar las diferencias tanto dentro de estos tres principales productores como entre ellos y otros países latinoamericanos con grandes extensiones forestales, como Argentina y Venezuela, además de las diferencias entre los países latinoamericanos con ingresos generalmente más altos y aquellos en desarrollo con ingresos más bajos pero abundantes recursos forestales en otras partes del mundo.
Metodología
Este análisis se basa en el procesamiento de fuentes de datos secundarios, y en casos en los que esta información no estaba disponible, se combinaron múltiples fuentes para realizar las estimaciones. Se utilizaron datos de FAO, UN Comtrade y los Sistemas de Cuentas Nacionales de Naciones Unidas, así como datos de los propios países cuando la información era incompleta. En el caso de los datos correspondientes a indicadores macroeconómicos, en los casos en que no estuviera disponible la información, se calcularon los valores en dólares americanos (US$) y se transformaron a precios constantes del año 2015, para a ver los valores comparables.
En primer lugar, se describe la extensión y cobertura de los bosques en la región. Luego, se analiza la situación macroeconómica en los distintos países de América Latina, enfocándose en el papel del sector forestal en sus economías, incluyendo aspectos como la producción y el comercio. Por último, se profundiza en el valor agregado del sector forestal en los países seleccionados, centrándose en el período de 1990 a 2020 y haciendo hincapié en las tendencias y los países que han tenido un mayor impacto en estos aspectos.
Resultados y discusión
Según los datos de FAO, en 2020, los bosques cubren el 31% de la superficie terrestre mundial, pero una proporción mucho mayor, el 48%, en Sudamérica. Incluso en América Central, donde los bosques abarcan una menor área, cubren el 36% de la superficie terrestre total. En conjunto, los bosques de los 19 países latinoamericanos incluidos en este estudio representaron el 22% del total de bosques en el mundo. Estas áreas forestales disminuyeron entre 1990 y 2020, con una disminución del 4% a nivel global, una caída más significativa del 14% en Sudamérica y una reducción similar del 11% en América Central y México.
La tasa de deforestación en Sudamérica en 2020 fue del 13,6% durante el período 1990-2020, mientras que la población total solo disminuyó un 10%. En América Central y México, la tasa de deforestación fue cercana al 10,6%, al tiempo que la población total disminuyó aproximadamente al mismo ritmo, un 10,7%. A nivel mundial, el área total de bosques disminuyó aproximadamente un 4,1% entre 1990 y 2020.Ha habido cierta recuperación en el área forestal, especialmente en toda América Latina, particularmente en Sudamérica, aunque no en América Central y México, así como a nivel mundial.
Las exportaciones del sector forestal han experimentado un crecimiento significativo, especialmente en varios países de Sudamérica. Estas exportaciones forestales representaron una parte cada vez mayor del valor total de las exportaciones en siete países, incluyendo Brasil, Chile y Uruguay.
Argentina, Brasil, Chile y Colombia son las economías más grandes: el PBI se duplicó o incluso se triplicó en todos los países de Sudamérica, a excepción de Venezuela, que enfrentó desafíos políticos y económicos bien conocidos durante varios años. El PBI per cápita también experimentó un crecimiento en todos estos países, aunque a diferentes ritmos. En América Central, se vivió una experiencia similar, aunque en una escala más reducida, ya que siete de los ocho países (excepto México) son mucho más pequeños en términos de área geográfica y población en comparación con los países de Sudamérica. El PIB total se duplicó o incluso se triplicó en el período de 30 años para todos estos países. El PIB per cápita también aumentó, aunque a un ritmo algo menor, aunque en general creció en más del 50%, a medida que también aumentaba la población en cada país.
Sin embargo, la industria forestal ha representado y sigue representando una pequeña proporción de la economía en cualquier país latinoamericano. El valor agregado combinado de los cuatro subsectores forestales (silvicultura y explotación forestal, aserraderos, madera contrachapada y tableros, y pulpa y papel) supera el 1,0% del PIB solo en Ecuador (1,4%) y Uruguay (2,5%). Incluso en los casos de los grandes sectores forestales de Brasil y Chile, su contribución al PIB de estos países es relativamente baja (0,9% y 0,8%, respectivamente). En cuanto a los sectores forestales más pequeños y menos diversificados de América Central y México, cada uno de ellos aporta menos del 1,0% al PIB.
Conclusiones
De la investigación se puede observar que los bosques de América Latina siguen siendo una parte significativa del área total en la mayoría de los países de Sudamérica y América Central y México, incluso cuando su extensión disminuye. Por otra parte, los ingresos per cápita en la mayoría de estos países son mayores que en muchos países con bosques en desarrollo en otras partes del mundo, lo cual puede implicar diferencias regionales en la política forestal. Cuando se analizan las inversiones en los sectores forestales, se consideran en primer lugar los potenciales productivos pero la situación económica y política en conjunto, pocas veces se integra. Elementos como la estabilidad macroeconómica, la volatilidad de las finanzas de los países, deben tenerse en cuenta, además de los factores productivos.