Ponentes
Descripción
En la región noreste del Uruguay (Tacuarembó, Cerro Largo y Rivera) las regiones de las cuencas del Río Negro y Laguna Merín presentan importantes cambios en el uso del suelo y del agua, en las últimas dos décadas, principalmente debido al aumento de la agronegocio forestal y agrícola. Por otra parte, dos importantes proyectos, actualmente en etapa de implementación inicial, podrían agregar también sus impactos: el Proyecto de Hidrógeno Verde en torno a la localidad de Tambores y a un puerto multipropósito en la desembocadura del arroyo Tacuarí sobre Laguna Merín. En base a observaciones, recopilación de estadísticas oficiales, trabajo de campo y entrevistas, presentamos una puesta a punto exploratoria de la información disponible sobre ambos proyectos y un ejercicio tentativo de prospectiva con escenarios posibles de afectación sobre la producción familiar y la pesca artesanal del noreste.
La pesca artesanal en Laguna Merín y en el Embalse de Rincón del Bonete del Río Negro, ha visto disminuida sus capturas, la diversidad de especies capturadas y ha presentado dificultades con respecto al caudal de agua disponible que garantice la reproducción de las especies comerciales. A esto se le agregan dificultades de implementación de medidas del co-manejo en coordinación con otros usos de agua (generación de energía, uso agrícola para riego, principalmente) y de regularización de los permisos de pesca por parte de la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos. Así, 47 embarcaciones de Laguna Merín y 52 del Embalse de Rincón del Bonete se encuentran en una situación de precariedad en materia de formalización de su actividad económica frente a los organismos respectivos que controlan dicha actividad.
El proyecto de la hidrovía binacional sobre Laguna Merín implica la construcción de un puerto multipropósito de carácter privado que operaría la exportación productos agrícolas, forestales y de minería, a través del Puerto de aguas profundas de Río Grande, así como la importación de insumos agropecuarios y productos desde Brasil. Las estimaciones menos conservadoras consideran que esto induciría la expansión de 1 millón de hectáreas con potencial agrícola en el este y el noreste. El acceso al agua de la Laguna Merín es motivo de un conflicto socioambiental entre productores agropecuarios (principalmente arroceros) con residentes, usuarios de los balnearios y pescadores artesanales. Pero también la intensificación agrícola y minera, así como la expansión silvícola asociada a dicha estrategia logística podría generar mayor presión por el acceso y uso de la tierra que detentan productores familiares, así como podría aumentar la carga de agrotóxicos que se vierten a las dos cuencas y en particular sobre la Laguna Merín.
La ganadería familiar de Cerro Largo, Rivera y Tacuarembó se desempeña principalmente sobre campo natural y depende en un alto porcentaje de arrendamientos particulares. En ese sentido, ha continuado una tendencia de pérdida de área de pastoreo ante la imposibilidad de competir por su precio, tanto en arrendamiento como en compra. El aumento de precios de los arrendamientos se explica hasta 2014 por el auge de las actividades agrícolas, y posteriormente debido a la expansión de los arrendamientos forestales que duplican los precios de los campos con destino ganadero y presentando contratos a 20 y 30 años. Paralelamente, la demanda de tierra al Instituto Nacional de Colonización ha permanecido alta, en especial en este rubro tanto a nivel nacional (con 1500 solicitudes anuales) como regional (la que hemos estimado en 300 solicitudes).
Si bien carecemos de una cuantificación precisa sobre la cantidad de establecimientos de la Producción Agropecuaria Familiar (PAF) que podría ser considerada “ganadería familiar”, del último Censo Agropecuario, del Registro de la Producción Agropecuaria Familiar y de la categorización oficial de suelos de prioridad forestal, puede desprenderse que: el total de Unidades Productivas Familiares (UPF) en los 3 departamentos es de 4404, ocupando una superficie de 293.280 has lo que hace un promedio de 66 has por UPF. De ese total 2.444 UPF están sobre suelos de prioridad forestal (46.4%), ocupando 114.637,05 has.
A la competencia por los precios de arrendamientos de tierras, se le ha sumado la crisis hídrica que implicó una reducción de la oferta de forraje durante los últimos 3 ejercicios 2020-2023, profundizando los problemas de escala y descapitalización de la ganadería familiar que presentó magros resultados en el volumen global de kilos de carne producidos y el porcentaje de preñez. Frente a esta situación, se sucedieron declaraciones de emergencias agropecuarias por parte del MGAP durante los tres últimos años que procuraron medidas de mitigación, como la flexibilización para aumentar áreas de pastoreo sobre rutas nacionales y caminos interiores.
El Proyecto Tambor de producción de Hidrógeno Verde y metanol en la localidad de Tambores, genera escenarios de tensiones con la población y las actividades agropecuarias en la región, tomando en cuenta el carácter crítico del agua antes referido. Para este proyecto, se prevé la extracción entre 500 a 700 m3 de agua, probablemente del Acuífero Guaraní o el Arapey (cuya litoestratigrafía indica innumerables fallas que comunican a la distintas formaciones geológicas) sin tener presente aún los impactos posibles en el mantenimiento de los volúmenes, las posibilidades de recarga y por tanto las posibilidades de afectación tanto para la población de la localidad como para la ganadería familiar. En ese sentido, de acuerdo a datos relevados a partir de DICOSE y tomando en cuenta las 4 áreas de enumeración que coinciden en la localidad y el propio proyecto, son 199 establecimientos menores a 500 has los que representan el 67% del total. Para la producción familiar muy presente en la zona, el agua es una cuestión crítica para la producción de alimentos y la reproducción familiar.
En la región Noreste la ganadería familiar (productora de alimentos), se enfrenta a importantes desafíos y tensiones frente al uso no solo del suelo sino también del agua superficial y subterránea. Impactos directos se evidencian no solo en áreas de potencial agrícola y forestal sino también en áreas de campos superficiales que producen y protegen un patrimonio invalorable como es el agua dulce.